La eucaristía y la mesa compartida

El diácono sirve en el altar de Dios y sirve en la mesa de los pobres. 

Este, para mí, significa que debemos vivir la Eucaristía en nuestras vidas, signos de la mesa compartida. Una homilía de un mártir salvadoreño expresa bien la conexión.
Mural en la iglesia de El Paisnal

El 13 de febrero de 1977, un mes antes su martirio, Padre Rutilio Grande, un Jesuita, pastor de la parroquia de Aguilares, El Salvador, concelebró una misa y dio la homilía. La misa era, en una manera, una protesta en contra de la expulsión de un sacerdote del país por el gobierno salvadoreño. En su homilía, predicó un mensaje fuerte. 

“Dios, el Señor, en su plan para nosotros, nos dio un mundo material. Como esta misa material, con el pan material y con la copa material que elevaremos en el brindis de Cristo el Señor. Un mundo material para todos sin fronteras. Así lo dice el Génesis. … 

 Luego el mundo material es para todos sin fronteras. Luego una mesa común con manteles largos para todos, como esta Eucaristía. Cada uno con su taburete. Y que para todos llegue la mesa, el mantel y el "conqué". 

 Por algo, Cristo quiso significar el Reino en una cena. Hablaba mucho de un banquete, de una cena. Y la celebró la víspera de su compromiso total. Él, de 33 años, celebró una cena de despedida con los más íntimos. Y dijo que ése era el memorial grande de la Redención. Una mesa compartida en la hermandad, en la que todos tengan su puesto y su lugar. 

El amor, ¡el Código de Reino! Es una sola palabra clave, que resume todos los códigos éticos de la humanidad, los sublima y los depara en Jesús. Es el amor de fraternidad compartida que rompe y echa abajo toda clase de barreras, perjuicios, y ha de superar el odio mismo…. 
 Manteles largos, mesa común para todos, taburetes para todos. ¡Y Cristo en Medio! Él, que no quitó la vida a nadie, sino que la ofreció por la mas noble causa. Esto es lo que El dijo: ¡Levanten la copa en el brindis del amor por mí! Recordando mi memoria, comprometiéndose en la construcción del Reino, que es la fraternidad de una mesa compartida, la Eucaristía". 

La homilía de Beato Rutilio Grande, SJ, fue la inspiración de un canto del músico salvadoreño, Guillermo Cuellar, que compuso La Misa Popular Salvadoreña. 

Canción de entrada de la Misa Popular Salvadoreña: 

Vamos todos al banquete, 
a la mesa de la Creación. 
Cada cual con su taburete 
tiene un puesto y una misión.

Hoy me levanto muy temprano, 
ya me espera la Comunidad, 
voy subiendo alegre la cuesta, 
voy en busca de tu amistad. 

Dios invita a todos los pobres 
a esta mesa común por la fe, 
donde no hay acaparadores 
y a nadie le falta el conqué. 

Dios nos manda a hacer de este mundo 
una mesa donde haya igualdad, 
trabajando y luchando juntos, 
compartiendo la propiedad.

Dibujo de Lee Miller

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